12 de Marzo: Día Mundial del Glaucoma

El glaucoma constituye una de las causas principales de ceguera no reversible en el mundo, donde afecta a unas 67 millones de personas. En Argentina se estima que más de 2 millones de personas tienen Glaucoma, una enfermedad oftalmológica que va produciendo la pérdida paulatina de la visión y puede causar ceguera. Pero como no se presentan síntomas hasta un estadio muy avanzado, una de cada dos personas desconoce que padece la enfermedad.

El glaucoma es una enfermedad que daña el nervio óptico, suele producirse a lo largo del tiempo y sin mostrar síntomas. Generalmente los cambios visuales son graduales, inicialmente se afecta la visión periférica, por lo que uno puede no darse cuenta que padece glaucoma, y con el tiempo la pérdida visual también afecta la visión central en forma progresiva.

La presión elevada dentro del ojo es considerada el principal factor de riesgo del glaucoma. Sin embargo, existen casos en que personas con una presión ocular normal igualmente desarrollan la enfermedad.

Existen dos tipos principales de glaucoma:
GLAUCOMA DE ÁNGULO ABIERTO
Ocurre generalmente cuando el sistema de drenaje del ojo se obstruye gradualmente, lo cual impide que el líquido fluya correctamente y aumenta la presión ocular. Este tipo de glaucoma representa casi el 90% de los casos en el mundo occidental.
GLAUCOMA DE ÁNGULO CERRADO O ESTRECHO
Sucede cuando la obstrucción viene acompañada de una separación más angosta de lo normal entre el iris y la córnea. Es más común en personas de ascendencia asiática y en los que padecen de hipermetropía (dificultad para ver de cerca). Este tipo de glaucoma tiene mayores posibilidades de generar una crisis aguda, que es cuando aumenta súbitamente la presión ocular (en cuestión de horas), lo cual suele causar dolor.

Si bien no existe cura para el glaucoma y no se puede recuperar la visión perdida, existen tratamientos para reducir la presión ocular y detener o retrasar la progresión de la enfermedad. De todos modos, el diagnóstico temprano es clave para el adecuado manejo del glaucoma, por eso es importante consultar al médico oftalmólogo periódicamente.

Los exámenes para detectar el glaucoma no son invasivos ni dolorosos:
• Prueba de agudeza visual: mide qué tan bien ve el ojo a varias distancias.
• Prueba de campo visual: mide la pérdida de la visión lateral o a los lados.
• Examen con pupila dilatada: evalúa la salud del nervio óptico, la retina y el segmento posterior del ojo.
• Tonometría: mide la presión dentro del ojo.
• Paquimetría: mide el espesor de la córnea.
• Gonioscopía: ayuda a determinar si el ángulo es abierto o cerrado.
• OCT 3D Tomografía de coherencia óptica de nervio y capa de fibras nerviosas: permite el diagnóstico temprano del daño y el seguimiento de la progresión