Las mujeres deben acceder sin restricciones al derecho humano a la salud, con igualdad de oportunidades y libres de violencias.
Si pensamos en los problemas visuales o en los índices de ceguera, encontramos pocas diferencias entre mujeres y hombres, no obstante, cuando se observa mayor prevalencia en mujeres, esto se explica por:
Longevidad femenina. Debido a que las mujeres viven más que los hombres, sufren más ceguera causada por enfermedades relacionadas con la edad. Dos de las más importantes son la catarata y la mucho menos tratable degeneración macular asociada a la edad (DMAE).
Factores intrínsecos al género. Se ha demostrado que el síndrome de ojo seco es de dos a tres veces más prevalente en mujeres que en hombres a cualquier edad. Además, las mujeres tienen más riesgo de padecer enfermedades autoinmunes (reumatológicas), que tienen frecuentemente importantes manifestaciones oculares. Algunas de las más comunes de estas enfermedades incluyen el lupus sistémico eritematoso, la artritis reumatoide, la esclerosis múltiple y el síndrome de Sjögren.
Entre los factores conductuales o ambientales que pueden aumentar el riesgo de desarrollar problemas oculares, aunque no intrínsecos al género, se incluyen: la malnutrición, la obesidad (un factor de riesgo para la diabetes/retinopatía diabética) y, especialmente, el tabaco. Este último es un factor de riesgo demostrado para desarrollar catarata y DMAE, al igual que para desarrollar enfermedad cardiovascular, cáncer e ictus.
Consideramos que es fundamental que las mujeres conozcan cómo prevenir la ceguera y los problemas oculares en ellas mismas, sus familias y su comunidad, ya que son promotoras esenciales de la prevención.